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A veces siento que necesito ser rescatada. ¿Usted también? ¿Lo/a deprimen las circunstancias de la vida? ¿Siente usted que a pesar de lo que haga, no puede salir adelante o hacer que su vida funcione como debería? ¿Quiere que sus relaciones con otros sean más sólidas, más cariñosas, y más compasivas? ¿Hay alguna circunstancia que está afrontando en su vida que quiere eliminar o cambiar o sanar? O, querido amigo/a, no está solo/a. Una nación de más de un millón de personas sentía la necesidad de un Salvador. Los israelitas eran esas personas.

La Biblia describe a los israelitas como «oprimidos» (Éxodo 1:11), viviendo vidas «amargas» (Éx 1:14), tratados «con crueldad» (Éx 1:14), «golpeados» (Éx 2:11), perseguidos y «matados» (Éx 1:16). Hicieron la única cosa que podían controlar: «clamaron» (Éx 3:7) y se «lamentaron» (Éx 2:23). A veces nosotros también no tenemos control excepto de nuestra capacidad de clamar y lamentar.

Un Salvador oyó. La Biblia describe a este Salvador, Dios, con estas palabras: «al oír sus quejas se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob» (Éx 2:24). También: «Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición» (Éx 2:25, Reina-Valera, 1995 [RV]). Además, Dios ciertamente había visto «la opresión que sufre» Su pueblo (Éx 3:7). Dijo: «conozco bien sus penurias» (Éx 3:7b, RV). Los había vigilado y había visto el maltrato que ellos sufrían. El Salvador oyó, vio, vigiló y se preocupó.

Lo que me impresiona no es que el Salvador sabía lo que estaba pasando, sino que actuó. Las Sagradas Escrituras relatan Sus promesas: «Yo os sacaré de debajo de las pesadas tareas de Egipto» (Éx 6:6a, RV); «os libraré de su servidumbre» (Éx 6:6b, RV); «os redimiré» (Éx 6:6b, RV); «Os tomaré como mi pueblo» (Éx 6:7a, RV); «seré vuestro Dios» (Éx 6:7b, RV); «Os meteré en…» (Éx 6:8a, RV); «Yo os la daré…» (Éx 6:8b, RV).

Su Redentor tenía palabras poderosas para ellos. Pero los israelitas no estaban convencidos. «Pero por su desánimo y las penurias de su esclavitud ellos no le hicieron caso» (Éx 6:9). Pero, ¿somos distintos? ¿Para usted es difícil confiar y creer en la bondad del Señor durante los tiempos duros de la vida? Nuestras reacciones no cambian la realidad de un Dios fiel que cumple Sus promesas. Los israelitas tenían que esperar más tiempo antes de ser liberados de Egipto, y luego esperaron 40 años más antes de entrar en la tierra que Dios les había prometido. De hecho, en vez de mejorar, las cosas empeoraron para los israelitas. Lea Éxodo 5-12.

Entonces, el Salvador les mandó hacer una obra maravillosa y les dio una promesa. «Después me harán un santuario, para que yo habite entre ustedes» (Éx 25:8). Me asombra que el Dios Todopoderoso deseaba no solo rescatar a Su pueblo, sino también quería habitar entre ellos.

Sabemos que Él rescató a los israelitas de la esclavitud. También sabemos que Él vino a rescatarnos de una vida de pecado: «Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1:21). De hecho, rescató a Israel y a nosotros porque es fiel; cumplió Sus promesas para nosotros. «Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel” (que significa “Dios con nosotros”)» (Mt 1:22-23). Su nombre no solo es «Salvador», sino también «Emanuel», Dios con nosotros. Nuestro Salvador ha venido. Hemos sido rescatados de nuestros pecados, y seremos rescatados de un mundo que está gimiendo de dolor. Mientras vivimos en este planeta caprichoso, gemimos interiormente mientras esperamos ansiosamente «la adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo» (Ro 8:23).

Nuestro Redentor oye, ve y promete a regresar (Jn 14:1-4). Desea habitar entre Su pueblo de nuevo (Ap 21:3). Las primeras cosas dejarán de existir y ya no habrá adversidades, angustias ni dolores (Ap 21:4).

Puede que usted, como los israelitas, esté desanimado/a, pero Dios todavía es fiel, a pesar de su capacidad de escuchar y creer. Él cumplirá Sus promesas tal como hizo con los israelitas. Va a regresar a habitar entre nosotros y ser nuestro Dios. Él ha venido y vendrá. ¡Alabado sea Dios!


Carolyn Macomber

 

Carolyn Macomber estaba haciendo el doctorado en la Universidad Andrews cuando descubrió contradicciones entre el adventismo y la Biblia. Renunció a su membresía en la iglesia adventista en 2009. Es miembro de The Chapel Evangelical Free Church en St. Joseph, Michigan, donde es líder de un grupo de compañerismo para ex adventistas y es consejera matrimonial y familiar.