Después de la publicación del artículo de Martin Carey «Contemplar la oración» en la edición de ¡Proclamación! de la primavera de 2013, recibimos una carta profunda dirigida a la redactora, la que compartimos aquí en parte:

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Leí con algo de preocupación el artículo de Martin Carey… porque hay un número de ideas equivocadas sobre la formación espiritual.

Mi preocupación es que sus críticas pueden ser un obstáculo para sus lectores en lo relacionado a los conceptos y las prácticas de la formación espiritual, y cómo éstas puedan ayudarlos a tener una relación de amor más íntima con Dios. Esto puede resultar en la consecuencia indeseada de obstaculizar su crecimiento en Jesucristo.

He estudiado y vivido la formación espiritual tal como lo ha enseñado el seminario teológico Talbot durante los últimos ocho años y medio. En 2010, me gradué con una maestría en Teología con un énfasis en la Formación Espiritual. La formación espiritual presentada por Martin en su artículo fue muy diferente de lo que Talbot enseña y de lo que yo vivo.

Sin embargo, antes de hablar de los detalles, quisiera decir que yo también comparto con Martin la misma pasión por la verdad y por vivir en la gracia que Dios nos ofrece. Me regocijo en la libertad que él y otros fugitivos del adventismo tienen al saber que son salvos sin obras. Comparto su pasión de no estar bajo la ley de nuevo, o de otra enseñanza falsa.

Por lo tanto, en un espíritu de amor cristiano, y con una profunda preocupación por la salud espiritual de las personas sobre quienes su revista tiene influencia, ofrezco esta reacción al artículo de Martin. Es probable que no estemos de acuerdo en todo, pero con suerte, podemos entender y respetarnos el uno al otro por medio de un diálogo sincero. Sé que tenemos los mismos objetivos de conocer y aplicar la verdad bíblica a nuestras vidas y ayudar a las demás personas a hacer lo mismo.

Reacción de la redactora:

El escritor desarrolla su posición en un documento de 13 páginas que incluía con su carta. Sobre todo, su objetivo es apoyar la formación espiritual como un método bíblico para crecer espiritualmente. Cita las Sagradas Escrituras para confirmar que «tanto nuestra salvación como nuestra santificación son regalos de Dios mediante nuestra fe», pero también dice: «Tampoco somos salvos por medio de las disciplinas espirituales. Son medios para alcanzar un fin. Nos posicionan para que Dios obre».

Sin embargo, la Biblia nunca enseña que las disciplinas espirituales nos posicionen para que Dios obre. Por el contrario, Dios nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros pecados (Ef 2:5), así dándonos la capacidad para responder. Él nos posiciona para que podamos responder; nosotros no nos posicionamos para que Él obre.

Es más, el escritor de la carta dice que «la Biblia entera es verdad, pero no toda la verdad se encuentra en la Biblia». Sugiere que si uno quiere saber cómo amar a su esposa o gobernar las iglesias, debe usar los principios bíblicos además de los consejeros sabios, las circunstancias y otros medios de dirección.

También reconoce que aunque algunos de los autores fundamentales de este género literario, como Ignacio y Teresa de Ávila, «son ambiguos acerca de su experiencia de salvación», sin embargo, piensa que «muchas de sus enseñanzas y prácticas… son muy valiosas y bíblicas».  

Puesto que el escritor de esta carta refleja las opiniones de muchos cristianos que han abrazado la filosofía de la formación espiritual y las disciplinas espirituales como herramientas para la santificación, la compartimos como telón de fondo para nuestro trío de artículos que abordan el tema de cómo son santificados los hijos de Dios que han nacido de nuevo, los que han sido conducidos al nuevo pacto. También hablaremos de dos extractos más del documento de este escritor en las barras laterales contenidas en el artículo de portada de Martin Carey, «¿Está usted formado por medio de las disciplinas?