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 …un pastor me dijo que yo podría ser un buen adventista sin esas creencias, siempre y cuando no hablara de ello y no sirviera en ningún oficio visible.

 

Típicamente, escribo esta columna para los que ya están viviendo la vida fuera del adventismo. Sin embargo, esta vez me gustaría dirigirme a los que todavía no han dado ese paso. El artículo de Colleen sobre el aniversario número 150 de la Conferencia General de la iglesia adventista me hizo reflexionar. La pregunta que está reverberando en mi mente es: ¿Cuándo terminará? Esta pregunta no se refiere a la organización adventista; no pienso que el adventismo llegue a la extinción de este lado del Cielo. La pregunta es algo muy personal.

Cuando cuestioné varios aspectos del adventismo por primera vez, comencé un diálogo con mis amigos y mis familiares, a menudo con la pregunta: ¿Dónde se encuentra esto en la Biblia? Cuando hablamos de las prácticas adventistas, a menudo mis amigos y mi familia respondían: «Así es. Simplemente hay ciertas cosas que tienes que hacer». La extensa discusión aclaró que muchas prácticas principalmente trataban de ajustarse a las expectativas de la cultura adventista. Cuando hablamos de las creencias doctrinales, oía con frecuencia: «Tienes que hablar con el “pastor Smith” o con el “pastor Jones”. Ellos realmente entienden estas cosas, y estoy seguro de que pueden explicártelo». Aunque era raro que los individuos con quienes hablaba pudieran defender las creencias adventistas, estaban convencidos de que esas doctrinas eran correctas porque mucha gente inteligente se lo había dicho.

El problema era que los líderes no tenían respuestas satisfactorias tampoco. Los líderes generalmente me daban respuestas como: «Personalmente no enfatizo esta doctrina, y no creo que la iglesia la enseñe ahora. Creo que tenemos que pensar en esta creencia de manera distinta. Si lo miras así… ». Entonces, básicamente continuaban defendiendo la particularidad adventista en cuestión, redefiniéndola un poco, y siempre minimizándola. Raramente era una defensa bíblica, sino un tipo de racionalización disimulada. En vez de defender las creencias adventistas, un pastor me dijo que yo podría ser un buen adventista sin esas creencias, siempre y cuando no hablara de ello y no sirviera en ningún oficio visible. En efecto, me invitó a quedarme en su congregación como ciudadano de segunda clase, sin tener la posibilidad de participar en todo.

El tema que nos comunicaron tanto los laicos como los líderes adventistas era que pertenecer al grupo era lo más importante. No importaba mucho que uno pudiera entender, defender o aún estar de acuerdo con las creencias adventistas, con tal de que los miembros accedieran al grupo y no causaran problemas. Veía que esta actitud predominaba en mi generación. Muchos amigos adultos estaban viviendo un estilo de vida no adventista, escondiéndolo de sus padres mayores y otros miembros. Muchos de nosotros estábamos viviendo una doble vida y enseñando a nuestros hijos a hacer lo mismo sin saberlo.

Siempre me preguntaba: ¿Cuándo terminará? ¿En qué momento vas a levantarte y decir: «¡Basta ya! Basta con las mentiras. Termina aquí.»? Finalmente, decidí que yo había llegado a este punto. Quería algo mejor para mis hijos. Quería que tuvieran una relación con Jesús en vez de sólo una membresía a un grupo. En vez de tener temor, vergüenza, y una conformidad presionada, quería que tuvieran alegría y libertad en Jesucristo. Pero no me separé solamente por mis hijos. Mi partida era una acción de obediencia bajo la dirección del Espíritu Santo. Dejé mi cultura para abrazar completamente a mi Salvador.

Han pasado 150 años de mentiras, engaño, legalismo y esclavitud a creencias no bíblicas. Entonces, pregunto, ¿cuándo terminará para usted y sus descendientes? ¿Cuándo va a decir: «¡Basta ya!»? ¿Cuándo va a empezar a vivir la vida que Jesús está le ofreciendo en Él?

¿Cuándo va usted a empezar la vida después?


Chris Lee vive en Lincoln, Nebraska, con su esposa, Carmen, y sus hijas, Ashlyn y Alyssa. Van a la iglesia Lincoln Berean. Chris se Chris Leedescribe como «adicto a la teología», cuya misión es proclamar la gracia incomprensible de Jesús de manera clara, comprensible y bíblica. Chris es redactor del blog ¡Proclamación! en ProclamationMagazine.com. Pueden comunicarse con Chris por correo electrónico al ambulater@gmail.com.