I found my true SaviorNací adventista y me crié Adventista del Séptimo Día. Ahora bien, es posible que algunos de ustedes cuestionen por qué tengo que decir este detalle como parte de mi testimonio. De hecho, algunos se preguntarán por qué la iglesia Trinity apoya un compañerismo para ex adventistas, puesto que los adventistas que ustedes conocen y con quienes trabajan parecen ser lindas personas cristianas. ¿Y cuál es el problema si adoran a Dios otro día de la semana o no comen tocino?

Francamente, cuando empecé a asistir a la iglesia Trinity hace unos años, me pregunté la misma cosa. Había partido del adventismo unos años antes, después de leer el libro de Walter Martin, Kingdom of the Cults en el que Martin responde a algunas de las mismas preguntas que yo he tenido sobre sus doctrinas extrañas. Por años estuve frustrado con mi adventismo, pues no parecía tener el poder para ayudarme a ser el cristiano que quería ser; así que, cuando Martin confirmó mis sospechas de que la debilidad provino del aferramiento a doctrinas no bíblicas, me separé de la iglesia adventista, pensando que nunca miraría atrás.

Los años pasaron. Mi esposa Nancy y yo asistimos a una que otra iglesia, pero nunca me sentía cómodo. Luego, visitamos la iglesia Trinity para echar un vistazo al programa «Luz y Poder» para adultos con discapacidades intelectuales, un programa que le encantaba a nuestro hijo adulto. Nos gustó el servicio y, casualmente, tuvo lugar el mismo día de la clase para los nuevos miembros, así que fui a la clase. Descubrí que Trinity era parte de la denominación Evangelical Free, que se especializaba en las doctrinas más relevantes y ponía menos énfasis en las creencias secundarias. Dadas mis experiencias súper-legalistas, este énfasis fue un verdadero soplo de aire fresco, y nos integramos como miembros de la iglesia y sentí que finalmente teníamos nuestra iglesia hogar. Vi un anuncio en el boletín de la iglesia sobre el compañerismo para ex adventistas y fui una vez para ver de qué se trataba. Sin embargo, no quería participar porque pensaba que había terminado completamente con todo lo que se relacionaba con el adventismo.

Aunque semana tras semana estaba siendo «bañado» en la buena enseñanza bíblica, empecé a observar una diferencia preocupante entre los otros miembros de Trinity y yo. Simplemente, no encajaba bien en la iglesia. Sabía que tenía un problema, pero no podía precisar qué era. Un domingo, todo se agudizó cuando llegué justo antes del segundo servicio y me encontré con un amigo que estaba saliendo del primer servicio. Me dijo con mucho entusiasmo que me gustaría el servicio porque «se trataba solo de Jesús». Sin ser inspirado por estas noticias, entré y escuché canción tras canción sobre Jesús, y un sermón sobre Jesús, Jesús, Jesús.

No entendí por qué todo el mundo estaba tan emocionado. Yo sabía que Él murió por nosotros, pero ¿de qué puede servir si no me ayuda a ser una persona mejor? Aunque tenía todo a mi favor—un negocio exitoso, una esposa perfecta, y estaba viviendo el sueño americano—en las profundidades de mi ser, era un desastre. No tenía el poder, ni la seguridad, ni siquiera quería «compartir mi fe»; y esa mañana me sentía rodeado de gente que estaba emocionada por Jesús. No tenía la menor idea por qué. Salí del servicio de mal humor y la situación no mejoró ya que mi esposa me trajo una revista que había recibido esa mañana en la clase de Elizabeth Inrig. Podía ver que se trataba de los ex adventistas. Ay, Dios mío. Pero, puesto que mi esposa realmente es perfecta, acepté sus consejos y eché una mirada a la revista ¡Proclamación!. Empecé a leer casualmente un artículo por Louis Talbot, rector del Bible Institute of Los Angeles, titulado: «Por qué el adventismo NO es evangélico» (julio/agosto/septiembre 2010). De repente, me encontré leyendo una cita que reconocí del libro de la profetisa adventista, Ellen White, sobre la vida de Jesucristo, The Desire of Ages, mi libro favorito de ella. Permítame compartir esta cita con usted (lector) y observe si encuentra algo sospechoso en este trozo.

Pero Dios permitió que Su Hijo viniera al mundo que según Satanás, era su dominio; Jesús, un bebé indefenso, sometido a la debilidad de la humanidad. Dios permitió que Jesús hiciera frente al peligro de la vida tal como cada alma humana, que batallara al igual que cada niño humano, en peligro del fracaso y de la pérdida eterna (Desire of Ages, pág. 48).

Entonces, el profesor Talbot cita de una publicación adventista oficial, Signs of the Times:

En las venas de Jesucristo existía la potencialidad de una herencia corrompida, como un león enjaulado, siempre buscando la manera de escaparse y destruir. La tentación lo atacó por el lado de la herencia más débil; lo atacó en los tiempos y las maneras inesperados. Pero a pesar de la sangre corrompida y la mezquindad congénita, venció. Jesús aceptaba la humanidad con todas las desventajas y con todos los riesgos horrorosos de sucumbir a la tentación (L. A. Wilcox, redactor, The Signs of the Times, 1927).

Talbot continuó, revelando la herejía terrible en estas proclamaciones que dicen que el Hijo Eterno del Padre Eterno hubiera podido fracasar. Fue entonces cuando me di cuenta de que los adventistas me habían engañado. Durante todos los años que había asistido a las escuelas adventistas, me habían enseñado las más penosas mentiras y doctrinas falsas. Me sentía muy mal.

No obstante, la cosa maravillosa sobre la verdad de Dios es la manera en que Él puede destapar y quitar las mentiras. Empecé a estudiar con los ex adventistas y leer algunos de los libros que recomendaron, no…en realidad, leí todos los libros que recomendaron. Se me reveló error tras error en mis pensamientos sobre las cosas espirituales, y nuevas fuerzas y alegrías empezaron a emerger. Ahora, en vez de pensar que tengo que añadir a la obra de Jesús en la cruz con mi observancia del šabbat y mi dieta, como hacen todos los buenos adventistas, sé que he estado enterrado y resucitado en Jesucristo. Es más, estoy completo y no hay condenación en Jesucristo. He sido perdonado, liberado, y redimido completamente, y aun he recibido un regalo espiritual en Jesús. El futuro parece tan diferente para mí; finalmente entiendo que para el cristiano, la eternidad ya ha comenzado. Piénsalo bien, en el cielo no nos preocuparemos por lo que nos depara el futuro, porque ya sabemos que Dios está encargado del cielo. Por fin caí en la cuenta; ¡¡¡Dios se encarga también de la tierra!!! Son buenas noticias.

Entonces, ¿por qué empecé esta historia diciendo que era adventista? ¿Ha sido con el objetivo de criticarlos o difamarlos en modo alguno?

No. Mi objetivo es clarificar para usted que las enseñanzas a las que sus amigos adventistas y sus compañeros de trabajo adventistas han sido sometidos no son cristianas en su verdadera esencia. Usted tiene una oportunidad tremenda para compartir la verdad con ellos, porque están privados de la alegría del evangelio verdadero. Finalmente, el aprender el «evangelio verdadero» ha hecho una diferencia muy importante en mi vida, y estaré agradecido para siempre a ustedes, los cristianos conocidos como Trinity Evangelical Free Church, por haber dado al grupo de ex adventistas un lugar que puedo considerar mi hogar, y en el cual pude encontrar a mi verdadero Salvador: Jesús, Jesús, Jesús.


 

Hap compartió este testimonio en la iglesia Trinity durante los servicios dominicales por la noche el 9 de marzo de 2013. El video de este testimonio está disponible en: http://youtu.be/CQQD45rBicE .


Hap and Nancy BotelhoJulius (Hap) Botelho creció en el noreste de los Estados Unidos y estudió en las escuelas adventistas e incluso la universidad. Vino a California en 1981 para una visita de dos semanas que se extendió un poco más del tiempo esperado; todavía vive en Redlands, California. Jubilado de una carrera en la industria de seguros, Julius y su esposa Nancy disfrutan de la compañía de sus siete hijos y seis nietos. Le encanta recorrer largas distancias en su bicicleta reclinada, y el año pasado participó en el evento del Death Valley Double Century para ciclistas. Actualmente está escuchando una serie del libro de Hebreos por Andrew Farley en su reproductor de MP3.